domingo, 27 de septiembre de 2009

La chica de la perla


¿Cómo dudar del nombre
de esa chispa de luz
que aparece cada vez
que se cruzan nuestras miradas?

viernes, 25 de septiembre de 2009

Dulce M. Loynaz- Modigliani

Desprendimiento

Dulzura de sentirse cada vez más lejano.
Más lejano y más vago...
Sin saber si es porque las cosas se van yendo
o es uno el que se va.

Dulzura del olvido como un rocío leve cayendo en la tiniebla...
Dulzura de sentirse limpio de toda cosa.
Dulzura de elevarse y ser como la estrella inaccesible
y alta,
alumbrando en silencio...
En silencio,
¡Dios mío!...

Quiéreme entera...

Si me quieres, quiéreme entera,
no por zonas de luz o sombra...
si me quieres, quiéreme negra
y blanca. Y gris, y verde, y rubia,
quiéreme día,
quiéreme noche...
¡Y madrugada en la ventana abierta!

si me quieres, no me recortes:
¡quiéreme toda... o no me quieras!

jueves, 24 de septiembre de 2009

Man in the Mirror

Hay canciones que te gustan cuando eres jovencito.

No sabes muy bien por qué.
Pero lo sientes.
No entiendes qué dice porque está en inglés.

Pero lo sientes.

Entonces llega un día,
has crecido y aún no sabes inglés.

Vuelve a llegar la canción.
Y la vuelves a sentir.

Pero como en todo ese tiempo
tu vida se ha enredado un poco,
ahora ya quieres saber qué dice.

Y ahí encuentras un signo.

No te sorprendes
porque siempre lo habías sentido.

Y se cierra otro círculo.

Grande Michael!!!


Canción de la verdad sencilla


Canción de la verdad sencilla

No es él el que me lleva…
Es mi vida que en su vida palpita.
Es la llamada tibia de mi alma
que se ha ido a cantar entre sus rimas.
Es la inquietud de viaje de mi espíritu
que ha encontrado en su rumbo eterna vía.
El y yo somos uno.
Uno mismo y por siempre entre las cimas;
manantial abrazando lluvia y tierra;
fundidos en un soplo ola y brisa;
blanca mano enlazando piedra y oro;
hora cósmica uniendo noche y día.

El y yo somos uno.
Uno mismo y por siempre en las heridas.
Uno mismo y por siempre en la conciencia.
Uno mismo y por siempre en la alegría.

Yo saldré de su pecho a ciertas horas,
cuando él duerma el dolor en sus pupilas,
en cada eco bebiéndome lo eterno,
y en cada alba cargando una sonrisa.

Y seré claridad para sus manos
cuando se vuelquen a trepar los días,
en la lucha sagrada del instinto
por salvarse de ráfagas suicidas.

Si extraviado de senda, por los locos
enjaulados del mundo, fuese un día,
una luz disparada por mi espíritu
le anunciará el retorno hasta mi vida.

No es él el que me lleva…
Es su vida que corre por la mía.

Se recogió la vida para verme pasar.
Me fui perdiendo átomo por átomo de mi carne
y fui resbalándome poco a poco al alma.

Peregrina en mí misma, me anduve un largo instante.
Me prolongué en el rumbo de aquel camino errante
que se abría en mi interior,
y me llegué hasta mí, íntima.

Conmigo cabalgando seguí por la sombra del tiempo
y me hice paisaje lejos de mi visión.

Me conocí mensaje lejos de la palabra.
Me sentí vida al reverso de una superficie de colores y formas.
Y me vi claridad ahuyentando la sombra vaciada en la tierra
desde el hombre.

Julia de Burgos

viernes, 11 de septiembre de 2009

Victor Hugo













Plenitud

Puesto que apliqué mis labios a tu copa llena aún,
y puse entre tus manos mi pálida frente;
puesto que alguna vez pude respirar el dulce aliento
de tu alma, perfume escondido en la sombra.

Puesto que me fue concedido escuchar de ti

las palabras en que se derrama el corazón misterioso;

ya que he visto llorar, ya que he visto sonreír,
tu boca sobre mi boca, tus ojos en mis ojos.

Ya que he visto brillar sobre mi cabeza ilusionada
un rayo de tu estrella, ¡ay!, siempre velada.

Ya que he visto caer en las ondas de mi vida
un pétalo de rosa arrancado a tus días,

puedo decir ahora a los veloces años:

¡Pasad! ¡Seguid pasando! ¡Yo no envejeceré más!
Idos todos con todas nuestras flores marchitas,
tengo en mi álbum una flor que nadie puede cortar.

Vuestras alas, al rozarlo, no podrán derramar
el vaso en que ahora bebo y que tengo bien lleno.

Mi alma tiene más fuego que vosotros ceniza.

Mi corazón tiene más amor que vosotros olvido.


Si pudiéramos ir
Él decía a su amada: Si pudiéramos ir
los dos juntos, el alma rebosante de fe,

con fulgores extraños en el fiel corazón,
ebrios de éxtasis dulces y de melancolía,

hasta hacer que se rompan los mil nudos con que ata
la ciudad nuestra vida; si nos fuera posible

salir de este París triste y loco, huiríamos;
no se adónde, a cualquier ignorado lugar,

lejos de vanos ruidos, de los odios y envidias,

a buscar un rincón donde crece la hierba,
donde hay árboles y hay una casa chiquita
con sus flores y un poco de silencio, y también

soledad, y en la altura cielo azul y la música
de algún pájaro que se ha posado en las tejas,
y un alivio de sombra... ¿Crees que acaso
podemos
tener necesidad de otra cosa en el mundo?

Victor Hugo







jueves, 3 de septiembre de 2009

Peregrina de Paz


Sandra me envia un simple mensaje llamándome la atención sobre esta señora de la foto.

Ella sabe lo que va a provocar en mí y no se equivoca. Es como encontrar alguien de tu propio planeta. Uno de los grandes. Y al entrar en su historia se me han calado los huesos de ternura.

Así como sentir un ánimo invisible, un aliento en la marcha que me ayuda a seguir caminando.

Si quieres una pincelada, pincha aquí.

Si te interesa conocer algo más, éste es el lugar.

Gracias a Dios, cada día encuentro más ejemplos de personas que han ido más allá que yo.

Pueden explicarnos lo que hay allí, pueden señalarnos el camino, pueden darnos ánimos.
Pero no pueden caminar por nosotros. Aunque lo harían si pudieran.

Tal es su generosidad.

Peregrina, buen camino¡¡¡

Gracias Cotri. Una vez más.