sábado, 25 de octubre de 2008

Ennio Morricone

Vaya en este video un pequeño homenaje para el gran maestro Ennio Morricone.

Por si alguien no lo conoce, deciros que en su haber tiene la banda sonora de unas 500 películas de todos los estilos.

Su sociedad con el no menos talentoso director Sergio Leone nos dejó algunas piezas inolvidables, como este "Ecstasy of Gold", que formaban parte de los llamados "Spaguetti Western".

Música atípica, con instrumentos novedosos y el factor común de su sensibilidad para musicar imágenes y sentimientos.

Imposible no sentir nada ante composiciones como "La Misión" o "Cinema Paradiso".

Como casi siempre, los premios más prestigiosos se olvidan de aquellos que hacen grande su trabajo. En este caso aunque fue nominado varias veces a los Oscar por diferentes películas, tuvieron que corregir el desastre otorgándole el premio honorífico en 2006. Pero si Gandhi no tuvo el Nobel de la Paz que más se puede esperar.

Aún sigue en activo y personalmente espero que por muchos años, para que tenga tiempo de mejorar más películas.

Bravissimo maestro....

Llegará el día, llegará...

Llegará, llegará el día del cambio.

Llegará el día en que el mundo florezca. Emergerá tras una gran y traumática catarsis.
Como todos los partos.

Ante el temeroso anuncio de los medios de desinformación masiva de la llegada de una nueva crisis, se me encienden los ojos llenos de esperanza pensando en si será esa, por fín, la que engendrará la flor más hermosa.

Llegará el día, llegará...

Esta escrito.

P.D. No soy hombre de propositos porque me reconozco indisciplinado, pero voy a ponerme como norma decir un "te quiero" al día, como mínimo.

sábado, 11 de octubre de 2008

Palabras para Julia

PALABRAS PARA JULIA- J.A. Goytisolo

Tú no puedes volver atrás
porque la vida ya te empuja
como un aullido interminable.

Hija mía, es mejor vivir
con la alegría de los hombres,
que llorar ante el muro ciego.

Te sentirás acorralada,
te sentirás perdida o sola,
tal vez querrás no haber nacido.

Yo sé muy bien que te dirán
que la vida no tiene objeto,
que es un asunto desgraciado.

Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.

Un hombre solo, una mujer
así tomados, de uno en uno,
son como polvo, no son nada.

Pero yo cuando te hablo a ti,
cuando te escribo estas palabras,
pienso también en otros hombres.

Tu destino está en los demás,
tu futuro es tu propia vida,
tu dignidad es la de todos.

Otros esperan que resistas,
que les ayude tu alegría,
tu canción entre sus canciones.

Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.

Nunca te entregues ni te apartes
junto al camino, nunca digas
no puedo más y aquí me quedo.

La vida es bella, tú verás
como a pesar de los pesares
tendrás amor, tendrás amigos.

Por lo demás no hay elección
y este mundo tal como es
será todo tu patrimonio.

Perdóname, no sé decirte
nada más, pero tú comprende
que yo aún estoy en el camino.

Y siempre siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.

(José Agustín Goytisolo)

Drexler

El rescate.

Leo en todos los titulares de prensa la reacción inmediata de todos los gobiernos e instituciones mundiales para acudir al rescate de las entidades bancarias que se encuentran en peligro.

Me pregunto si no se tratará de un ensayo para cuando todo ese esfuerzo se dedique al rescate de las personas.


Tenemos la información, los recursos, la técnica, el dinero y el conocimiento necesarios para solventar las injusticias y terribles desigualdades que se producen desde milenios entre los habitantes de este hermoso planeta azul, verde y gris.

Sólo falta la voluntad.

Esa misma voluntad que demuestran con esos terroristas financieros al aceptar el irritante chantaje al que nos someten.


Si explotamos nos llevamos todo por delante.

Toda esta tremenda movilización es provocada por el miedo. Cuando lo venzamos y emerga el amor, tendremos la fuerza suficiente para acudir al rescate de nuestros hermanos.

Esta civilización será recordada eternamente por el cobarde sentimiento de miedo que nos paralizó, haciéndonos caer en el terrible pecado de la omisión del auxilio.

No es el homo sapiens, hablamos del homo temerosus.