jueves, 18 de febrero de 2010

La cúpula tiene grietas.

El poder está muy lejos del pueblo.

Prácticamente se puede decir que viven en un mundo propio, lejano, hermético y, sobre todo mediático.

Pero a veces sucede que se les cuela una brizna de realidad en su bien protegida cúpula. Y el choque es impactante para ellos.

De repente se encuentran con uno de nosotros, los simples ciudadanos de a pie, los que compramos el pan cada día en la calle, los que estamos en el paro, los que hacen más horas que un reloj y nunca llegan a nada más que a asomar la cabeza.

El impacto es brutal.

Le tratan como a un ser especial, como si hubieran hecho un largo viaje para llegar a donde ellos habitan, a su Olimpo particular.

Entonces se averguenzan o, simplemente hacen preguntas inocentes cuyas respuestas no pueden comprender en su magnitud, pues ya no se relacionan con el pueblo. Sólo lo gobiernan.

Si nos fijamos bien veremos algunos ejemplos de esta distancia.

Os propongo un par de ellos, con diferentes situaciones.

Cuál sería su sorpresa si advirtieran que vivimos aquí al lado, en este mismo planeta.

En su irealidad desapareceran algún día.

Y espero que se lleven su mercado con ellos.